INGREDIENTES
Para la base:
120 gr. de galletas María
40 gr. de margarina NO hidrogenada (la original, aceite de oliva suave)
1 pizca de jengibre en polvo
1 pizca de canela
40 gr. de margarina NO hidrogenada (la original, aceite de oliva suave)
1 pizca de jengibre en polvo
1 pizca de canela
Para el resto:
270 gr. de queso crema
200 gr. de nata para montar
2 cucharadas de azúcar
200 gr. de nata para montar
2 cucharadas de azúcar
1/2 vaso de agua
1/2 sobre de 85 gr. de gelatina de limón
200 gr. de mermelada de fresa que no sea espesa
1 molde desmoldable de 22 cm.
PREPARACIÓN
De la base:
1/2 sobre de 85 gr. de gelatina de limón
200 gr. de mermelada de fresa que no sea espesa
1 molde desmoldable de 22 cm.
PREPARACIÓN
De la base:
Triturar las galletas junto con la canela y el jengibre.
Mezclar con la margarina, extender en el fondo del molde y al frigo.
Mezclar con la margarina, extender en el fondo del molde y al frigo.
Del resto:
En un cazo, calentar la nata con el queso y el azúcar, a fuego bajo, sin dejar de remover hasta que el azúcar se haya disuelto. Dejar templar.
Diluir la gelatina en el agua caliente.
Con la crema templada, echar poco a poco la gelatina sin dejar de remover para evitar grumos.
Verter en el molde y dejar en el frigo unos 20 minutos.
Mientras tanto, en un chino, colar la mermelada. Solo utilizaremos el líquido.
Sacar el molde y con una cuchara, ir poniendo en la superficie chorreones de mermelada.
Con un palillo, remover formando garabatos sin hundir el palillo. La crema ha de estar, como se suele decir, "entre Pinto y Valdemoro", es decir, ni muy líquida para que se hunda la mermelada, ni muy cuajada que impida remover.
Otra vez al frigo hasta que termine de cuajar.
En un cazo, calentar la nata con el queso y el azúcar, a fuego bajo, sin dejar de remover hasta que el azúcar se haya disuelto. Dejar templar.
Diluir la gelatina en el agua caliente.
Con la crema templada, echar poco a poco la gelatina sin dejar de remover para evitar grumos.
Verter en el molde y dejar en el frigo unos 20 minutos.
Mientras tanto, en un chino, colar la mermelada. Solo utilizaremos el líquido.
Sacar el molde y con una cuchara, ir poniendo en la superficie chorreones de mermelada.
Con un palillo, remover formando garabatos sin hundir el palillo. La crema ha de estar, como se suele decir, "entre Pinto y Valdemoro", es decir, ni muy líquida para que se hunda la mermelada, ni muy cuajada que impida remover.
Otra vez al frigo hasta que termine de cuajar.
Mucho mejor de un día para otro.
Que tarta de queso más buena, todo un triunfo seguro para los comensales :P Un beso
ResponderEliminarLa verdad, coger una cucharada y encontrar mermelada líquida, ¡¡buenísima!!.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita Julia.
Besitos
Con razón nunca se actualizaban tus recetas!!! Que bueno que me escribiste, justamente te tengo puesta en el lateral del blog y estaba la misma receta de hace tiempo y cuando la abría (la de cupcakes de pizza) me decía que el blog ya no existía. Bárbaro reencontrarte, te sigo de nuevo, un beso grande y me llevo esta receta. Por acá hace frío pero cheescake no dejo de comer ni loca. Abrazo!
ResponderEliminarOhhhh. ¡Cuánto me alegro de que me respondieras!. Ahora me explico por qué he dejado de tener comentarios en el blog. Desconocía que al cambiar de nombre, también se anulaba el resto. ¡Madre mía! la de gente que he perdido.
ResponderEliminarEres un encanto Clau.
Muchas gracias por tu nueva visita, muaskkkk!!!